En uno de sus primeros retornos a Tupiza, al suelo natal, nos hizo conocer... Nos presento a JUAN CUTIPA. Fué en el
Teatro Municipal "Suipacha". Y mostrándose en cuadros, en los que apreciábamos además, su talento de pintor; nos fue contando y cantando la vida,
pasión y muerte de este personaje arrancando del seno mismo de la tierra y que es la expresión cabal del hombre del Sud; del Chicheño
heroico y estoico que nace, crece junyo a sus padres, apegado a la gleba, va a la escuela, toca instrumentos musicales, va al cuartel y se ríe del sopapo del teniente
"porque no le ha dolido nada", va a la Argentina y vive, supervive, como zafrero; se casa -con una cholita a la que no pudo ni quiso engañar- y tiene hijos. Bajo la nostalgia
de la tierra y diciendo "¡Viva Bolivia, carajo, aunque no haya trabajo!" regresa... Es minero y muere; la muerte del minero, escupiendo a pedazos su pulmón,
mientras el patrón amasa fortuna.